El significado de su nombre es “hermosura del Señor”. Se dice que es el custodio del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, el guardián de los buscadores de la Sabiduría y de la Verdad, así como el maestro de los descendientes de Noé. Es enemigo de los hombres que se interesan en aprender conocimientos triviales.
Se lo suele identificar con el ángel Yefefiah, el príncipe de la Ley -que en la religión hebrea es la Escritura de la Torá-. Enseñó a Moisés, el Elegido, los secretos de la cábala judía. Es también quien transmite las las enseñanzas sapienciales de Confucio, del buda Gautama y de Lao- Tse.
Dios ideó polos masculinos y femeninos en el Mundo: Alfa y Omega o Dios Padre y Madre sirven de ejemplos. También cada arcángel posee un complemento femenino, al que se denomina “arcangelina”. El del arcángel Jofiel es la Arcangelina Cristina.
Jofiel viste una túnica dorada semejante a un rayo de fuego. Este resplandor es capaz de enceguecer, dado que las criaturas aladas habitan la primera banda de color que rodea el centro de “fuego blanco del cuerpo causal”.
La doctrina budista sostiene que las criaturas angélicas tienen la misión de demoler la ignorancia de la Humanidad. El buda Gautama ha afirmado que se multiplicaron diez veces las filas de los ángeles de Jofiel en la Tierra, y que en las próximas décadas se seguirán reforzando sus bendiciones.
El Budismo considera que los ángeles son seres de la Iluminación, capaces de señalar los caminos místicos en todas las religiones terrestres, sin diferencias, y con pluralidad. Porque el Señor brindó diversas vías para que los pueblos hallaran la comprensión y el auténtico entendimiento de su yo real, su Buda interno.
El séquito angélico de Jofiel no sólo anuncia los misterios divinos sino que denuncia la rebeldía de los ángeles oscuros.
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